Seminario Internacional de Educación, Fundación Telefónica, 25 sept. 2012

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Seminario Internacional de Educación

Fundación Telefónica, 25 sept. 2012
10 países de Latinoamérica y España, país organizador

Vladimir Huber, Dr. en Educación (c), representante de Chile

En diferentes partes del mundo la educación es causa de preocupación, ya sea porque no todos tienen los medios económicos para cursar los estudios que quisieran, o porque lo que se enseña, y cómo se enseña, está altamente cuestionado.

Como solución, se hacen edificios nuevos, se les regala computadores a los niños, se les da becas, pero, algo falta, un pequeño detalle, nadie se ha acordado de los niños. De esta manera, estudiosos del tema, como Ken Robinson, Richard Gerver, y otros, señalan que no se puede seguir tapando el sol con un dedo, que el cambio debe partir por los niños, y ser radical, de lo contrario, caeremos en el mismo gatopardismo de siempre, cambiarlo todo, para que no cambie nada.

Algunos señalan, como en el documental, La educación prohibida, que no es casualidad que la educación sea tan mala, sino que es una forma muy eficiente de mantener a la gran mayoría ignorante no sólo de materias académicas, sino que de lo que ocurre con sus vidas más allá del aula escolar y universitaria.

Otros, como el Dr. Sugata Mitra, proponen que dejemos de interferir con los niños, y que los dejemos educarse, y que para ello está Google, entre otras herramientas que los niños manejan a las mil maravillas, y que nosotros, los adultos, los podemos guiar, pero, no les podemos enseñar, ya que como dice el Dr. James Hillman, cada generación es más evolucionada que la anterior. Entonces, ¿cómo es que los menos evolucionados intentamos enseñarle a los más evolucionados? Ya María Montessori señalaba que los niños son sus propios maestros. Por su parte, Rudolf Steiner creía que los niños deben ser quienes le den dirección y propósito a sus propias vidas, por lo que los adultos deben interferir lo menos posible.

¿Estamos, los adultos, dispuestos a darle la libertad necesaria a los niños, para que se formen como adultos independientes, autónomos, creativos, solidarios, y capaces de formar un mundo bajo parámetros diferentes a los que hasta ahora hemos mantenido alrededor del mundo? En otras palabras, en vista de lo que los adultos hemos hecho con el mundo, ¿es mucho pedirle a los niños que intenten, ellos, construir un mundo mejor? Por lo que se ve, ellos están dispuestos a abocarse a esta gran tarea, ya nos están señalando de varias maneras que no quieren vivir en el mundo que les hemos heredado. La interrogante sigue siendo la misma, si es que los adultos sabríamos adaptarnos a un mundo solidario y justo, luego de vivir por miles de años de una manera, totalmente, diferente. Podríamos intentarlo, ¿no les parece?