Madrid, 5-5-75
Las manos
Por Vladimir Huber
Hay manos que se tienden para ayudar
otras lo hacen para abrazar
o para alejar a aquel que pretende
amarnos o poseernos
no deseando nosotros lo mismo
Las hay, que se aferran a cuellos
hasta que ya no hay más vida
otras aprietan gatillos
o sencillamente se limitan a dar órdenes
con el sólo movimiento de los dedos
Las hay suaves, y ásperas como las de un obrero
arrugadas y enjutas como las de un anciano
temblorosas y húmedas
como las de un condenado a muerte
pero también, lozanas y de carnes firmes
como las del que recién comienza esta vida
De todas ellas, las que más me impresionan
son las que se unen a través del mundo
para hacer de las frágiles y temblorosas
de las húmedas y de las arrugadas
manos firmes dispuestas a estrecharse
pero no, a dejarse encadenar