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Las más difíciles de canalizar son la rabia
en el caso de las mujeres y la pena, en el de los hombres

Mal manejo de las emociones causa enfermedades

Sebastián Urbina

Cuando no sabemos dar curso a lo que sentimos, nuestro cuerpo lo resiente, se estresa y se enferma. Técnicas modernas y otras milenarias se combinan para aprender a armonizar la mente, el sistema nervioso, la inmunidad y el cuerpo.

Jaquecas, colon irritable, obesidad, alcoholismo y hasta el temido cáncer, son algunas de las patologías que nos afectan y que poco a poco han comenzado a entenderse como producto de un mal manejo de las emociones. Es lo que se entiende como somatización, es decir, la transformación de las emociones en una manifestación física. De esta manera, estudios clínicos han demostrado que las personas competitivas, hostiles y que generalmente corren contra el tiempo, tienen mayor probabilidad de manifestar enfermedades en sus arterias coronarias.
Por el contrario, quienes muestran mayor docilidad, autosacrificio y tienen problemas para expresar su ira desarrollan patologías del tipo autoinmune, o sea, en que el sistema de defensas ataca a nuestro propio organismo, como ocurre con el lupus y la artritis reumatoide.
Sólo una persona que sabe expresar sus emociones y lleva una vida más saludable, se mantiene integralmente sana.
Este es el principio básico sobre el que se basa la Psiconeuroinmunología (PNI), disciplina que estudia las distintas partes que componen nuestro organismo y cómo se deben relacionar en forma armónica.

Diferencias
Si bien todos estamos expuestos a presentar problemas físicos por causas emocionales, factores culturales hacen que haya una mayor tendencia de la mujer a acumular rabia ya que -a diferencia de los hombres- no es bien visto socialmente que ellas expresen esta emoción.
«Si una mujer suele expresar su emocionalidad de manera libre -incluyendo la rabia- es víctima del aislamiento social, puede perder su trabajo o su pareja, ya que no cumple con el estereotipo de dulce, abnegada y solidaria que se espera de ella», afirma Vladimir Huber, master en sicología de la Universidad de Santa Mónica, California.
Debido a lo anterior, si una mujer expresa su rabia se le abren dos caminos: o recupera la dulzura que se espera de ella o se queda sola. Y ante esto, «la mayoría recupera el comportamiento que se espera de ellas y se reanuda así el proceso de acumular rabia», agrega este profesional. En el caso del hombre, una de las emociones más reprimidas socialmente es la pena o el expresar debilidad.
Si la consecuencia de no expresar esto es la enfermedad, la persona afectada va al médico para curarse. Pero como esto no soluciona la ira que siente, es muy probable que se vuelva a enfermar.
«Al cumplir con los estereotipos sociales -explica Huber- tanto la mujer como el hombre están contribuyendo a deteriorar su propia salud y mantener una comunicación superficial ya que la expresión de emociones está limitada».
Según la PNI, este hecho provoca una reacción en cadena en la cual el comportamiento que está formado por pensamientos, emociones y acciones, afecta al sistema neurológico, el cual incide sobre la inmunidad, la que afecta finalmente al cuerpo. «La acumulación de emociones negativas termina deprimiendo nuestra inmunidad, lo que nos expone al desarrollo de numerosas enfermedades dependiendo del estilo de vida que tengamos, la herencia genética y factores ambientales», explica Huber quien enfoca su método de sanación en los niveles mental, físico, emocional y espiritual.

El difícil equilibrio
Estudios clínicos estadounidenses en pacientes con cáncer han revelado que hay ciertos rasgos de personalidad que se reiteran en ellos de manera significativa, como ocurre con la tendencia a guardar resentimiento, imposibilidad de perdonar a los demás, dificultades para establecer relaciones significativas a largo plazo, una baja autoestima y el sentimiento de lástima consigo mismo.
De igual manera, el Instituto del Cáncer de EE.UU. ha realizado estudios en los que comprueba que las mujeres operadas de tumores de mama y que participan en grupos de apoyo con otras mujeres en similares condiciones, viven el doble del tiempo que las mujeres que no participan en estas terapias.
Es por esto, dice Huber, que «es fundamental que podamos expresar verbalmente la rabia, el resentimiento y otras emociones negativas». Y si es necesario gritar hay que hacerlo, ya que de esa manera se produce la liberación de energía tóxica que tanto daño nos hace.
«Pero lo más importante -explica este profesional- es sanar las heridas que hay debajo de la rabia y que a veces son inconscientes».
Para Huber, lo fundamental es llegar a tener una vida integral, equilibrada y sana. «Esto es lo que devuelve el fuego y la pasión por la vida, el gusto por el trabajo que hacemos, las ganas de levantarnos cada mañana para enfrentar nuevos desafíos. Así recuperamos también nuestro poder interno y el control sobre nuestro sistema inmune, que es nuestro mejor guardián», concluye.

Sanación integral
Como una forma de combatir los trastornos asociados a la represión de las emociones, el sicólogo Vladimir Huber ha creado un sistema de sanación que involucra mente, cuerpo, emociones y espíritu.
Este se inicia con una sesión de diagnóstico para conocer la historia personal, familiar, laboral y de hábitos de salud del paciente.
A continuación se inicia el trabajo terapéutico conversando, lo que cubre la parte mental y emocional.
«Luego se agregan ejercicios de respiración catártica, que trabajan el nivel físico y del inconsciente, lo que da la clave de cómo se debe encaminar el proceso de sanación», explica Huber. En ciertos casos se indican sesiones de masaje profundo, que permiten recuperar la sensibilidad de ciertas partes del cuerpo que se han bloqueado, como una manera de evitar percibir o recordar sensaciones de dolor y angustia.
A nivel espiritual, se recomiendan técnicas como la acupuntura, que trabajen las energías. «Es esta terapia simultánea en los cuatro niveles, la que permite que personas extremadamente enfermas tengan recuperaciones que muchos pueden calificar de milagrosas, pero que en realidad tienen una explicación lógica», explica Huber, quien próximamente presentará su técnica en Valparaíso y en la Universidad Central en Santiago.