Viña del Mar, 24-4-73
La flor que se abre
Por Vladimir Huber
Como un pájaro herido
buscas refugio para tu alma adolorida
Te creías muy sola y lejana
pero en el momento de tu caída
descubriste manos tendidas
que ni siquiera llegaste a soñar
El viento cala tus huesos
Osamenta propia, ahora sin dependencia
Gozas del sufrimiento de haber roto
ese cordón umbilical que te nutría
pero también, pervertía, azumagaba y perdía
Ahora te sientes como el pajarito
que al caerse del árbol
no le quedó otra, que volar
Flotaste como una balsa
en un océano que decías conocer
como la palma de tu mano
Mas, te encontrabas sin el rumbo
o la fuerza de un oleaje
que te llevara a lugares
cuyos nombres aún no te eran revelados
Pedías la ayuda de uno
y dijiste, que cuando la tuviste
la euforia fue tal
que las aves te saludaban al pasar
Ya no dependes y el rumbo fue encontrado por ti
Asciendes como un halcón
a alturas que serán más sólidas
que la tierra firme que la mayoría pisa
Se acerca la fecha de tu nacimiento
Por coincidencia o no
en ti hay todo un despertar, un renacer
Es la flor que se abre, el ave que vuela
es la salida del sol, y no es un cambio
es la cosecha misma de todas las siembras
por las cuales tanto gozaste
pero también sufriste y lloraste
como un ave que pierde su rumbo
como un niño que olvida sonreír
Ternura es algo que está volviendo a tu mundo
Toda la musicalidad y poesía tuya
vuelven a vibrar, pero ahora
con un tono más fuerte, más auténtico
más como tú siempre lo deseaste
y pocos te entendieron
o siquiera, escucharon
Río porque tú ríes
porque me acongojaba tu congoja
Me sacaste un peso de encima
al estar serena, tranquila contigo misma
Tienes tanto que dar
que no sabes por donde empezar
y quizá ello te lleve a equivocarte
Mas no temas, que en el dar no hay límite
y los límites son imaginarios
Ilusiones ópticas en aquellos
que todavía no han descubierto
el caudal de amor que pueden hacer correr