Ciencia tradicional, ciencia actual – El Mercurio de Santiago

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El Mercurio de Santiago, Siglo Veintiuno

Ciencia Tradicional, Ciencia Actual

Vladimir Huber, 18 de enero, 2001

El avance en el mundo de la computación ha acelerado los cambios científicos, ya que hace unas décadas eran necesarios varios meses para completar ciertos cálculos, los que ahora sólo toman unos minutos. Con esto, se acorta el tiempo en que se completa el proyecto que el científico esté realizando, lo cual redunda en un desarrollo científico a tal punto, que acelera el proceso de evolución de todas las demás áreas de la vida. Pese a lo positivo de este avance, los humanos no siempre nos ponemos al día con lo que la ciencia nos está entregando

Se produce una evolución científico-tecnológica, sin que ocurra lo mismo en nuestra forma de pensar, sentir, y actuar. Esto lo comprobamos todos los días al ver las noticias en televisión, cuando toda la información transmitida por aparatos que denotan el avance tecnológico nos muestran exactamente lo opuesto en el comportamiento humano relatado en estas noticias. Los avances en genética permitieron la clonación de la oveja Dolly en el Reino Unido, y ya se habla de realizarla en humanos. Me recuerda una película en que los científicos no sabían cómo controlar al monstruo que habían creado. ¿Es el destino de los adelantos científicos? ¿Podemos detener el avance científico-tecnológico? Es difícil lograrlo, especialmente con la globalización de la economía y la comunicación. La única alternativa es promover la evolución humana, con el fin de no sólo ponernos a la par de lo que la ciencia nos muestra, sino que para permitirnos usar la ciencia actual, sin quedarnos aferrados del enfoque tradicional debido a nuestro atraso en el desarrollo de los aspectos del ser humano: físico, mental, emocional, y espiritual.

La ciencia tradicional está basada en los principios de René Descartes, quien hizo sus descubrimientos en la primera mitad del siglo XVI, y en los principios de Isaac Newton, cuyo trabajo lo realizó a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII. Sus pautas aún rigen el mundo científico, pese a los avances en este campo que han quedado marginados, como los descubrimientos de Heisenberg, Einstein, Bohr, y los demás físicos que revolucionaron esta ciencia a comienzos del siglo XX, y por ende, afectaron las leyes que rigen la biología, química, astronomía, geología y varias otras ciencias y disciplinas. Así y todo, casi un siglo después de la nueva física (llamada «cuántica») en las cátedras de física, Newton y Descartes siguen reinando. El atraso en la incorporación de los descubrimientos científicos se debe a que la evolución humana marcha a la retaguardia de la científica, lo que nos impide aceptar el avance científico cuando este nos muestra una nueva visión de la realidad, como ocurrió con la mecánica cuántica. De acuerdo al campo de la salud Ðen el cual me desempeño profesionalmenteÐ el ser humano sólo es un cuerpo, un ser sin pensamientos, emociones, ni espíritu. Es el enfoque newtoniano y cartesiano de la ciencia materialista y objetiva, el modelo tradicional, el que se contrapone al modelo actual.

Este enfoque que deja fuera tres cuartas partes de nuestro acontecer humano es el que se considera oficial, correcto, indiscutible, por lo tanto, un acto de fe ante el cual no podemos argumentar. Esto ha llevado a que un 70% de las enfermedades sean consideradas crónicas, por lo tanto, dolencias que el paciente debe aceptar con resignación que las tendrá por el resto de su vida, ya que el modelo materialista no tiene una solución para las mismas.

El modelo actual en medicina, en cambio, al considerar los cuatro aspectos de la persona está obteniendo resultados que supuestamente no se deberían lograr, de acuerdo a lo que hasta ahora se ha practicado con el modelo tradicional. Lo más interesante es que estos cambios los están obteniendo médicos dispuestos a trabajar con un modelo teórico actual para la aplicación del método científico. Es decir, los médicos que por una razón u otra han logrado una mayor evolución en su aspecto humano han logrado aceptar la nueva visión de la realidad que la ciencia actual nos muestra. Esto nos da esperanzas por un futuro en donde ese 70% de enfermedades crónicas se pueda reducir, produciendo bienestar en toda la comunidad humana.