Psiconeuroinmunología
La mente sana al cuerpo
Por Bárbara Salgado Chaparro
Muchas son las vertientes de medicina complementaria, y una de las más novedosas es la influencia de la mente para mejorar nuestro cuerpo. El sicólogo Vladimir Huber nos ilumina sobre el potencial sanador que cada uno de nosotros lleva dentro.
Entre cambios climáticos y ciudadanos estresados las licencias médicas van en aumento entre los chilenos. Sin pensar en las causas que producen estas dolencias, los pacientes se abandonan en las manos de profesionales para aliviar sus síntomas, pero escasamente se concentran en buscar por qué se han enfermado.
El sicólogos chileno Vladimir Huber, Doctor en Sicología Clínica (c) de la Universidad de Santa Mónica, California, nos explica que nuestro sistema inmune está conectado a nuestra mente, generando la relación entre las emociones negativas y su impacto en nuestro organismo. Esta disciplina de estudio se denomina psiconeuroinmunología (en adelante, PNI), y busca utilizar el poder de los proceso sicológicos para provocar un efecto positivo sobre el organismo.
El especialista nos ayuda a comprender esta nueva disciplina, simplemente dividiendo la palabra psico+neuro+inmunología, que implica unión entre la mente y el cuerpo, logrando un cambio en la estructura del pensamiento que lleva a un persona a generar enfermedades y situaciones que le hacen daño, logrando sanarla. Esto potencia la parte síquica y, por consiguiente, provoca una mejora en el sistema neurológico. La comunicación dentro del cuerpo se optimiza y genera un efecto positivo en el sistema inmune, potenciándolo si está deprimido. Esto también se puede lograr con medicina convencional –alopática- a través de fármacos, pero así, solamente se trata el síntoma, no la causa original que enferma a la persona.
Una nueva forma de pensar
De acuerdo con una investigación desarrollada por el doctor Huber, hace más de tres siglos que se anunció en advenimiento de la PNI, cuando el médico rumano Papai Pariz Ferenc retomó lo dicho por Aristóteles: “cuando las partes del cuerpo y sus humores no se encuentran en armonía, entonces, la mente se desequilibra, produciendo melancolía; pero, del mismo modo, una mente tranquila y feliz hace que todo el cuerpo sea saludable”.
Sin embargo, como se trata de medicina complementaria, los avances son pocos y distanciados en el tiempo. Según la investigación del especialista, en 1940 Hans Selye expresó que el estrés estaba interrumpiendo el balance fisiológico interno, llamado homeostasis. Si la persona tiene una respuesta positiva a este, se transforma en crecimiento fisiológico; si no responde positivamente, tendrá un cambio de salud negativo. Por lo tanto, mientras mayor sea la exigencia y más negativa sea la respuesta de la persona que lo experimenta, mayor es el daño a la salud.
En la década del ’90, también se lograron importantes avances en PNI. Uno de los principales promotores en este campo fue Norman Cousins, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Él vio como su misión profesional sanar a la profesión médica, y eso fue lo que hizo al entrenar a estudiantes de Medicina y médicos para que fueran más humanos y empáticos en la práctica.
Personalidades y enfermedades
La forma en que la gente lidia o se las arregla ante situaciones de estrés se ha transformado en un importante factor en los estudios de la medicina de mente/cuerpo. Por ejemplo, las personas competitivas, hostiles, que usualmente corren contra el tiempo son generalmente asociadas a enfermedades de las arterias coronarias. Otro ejemplo es el de pacientes con la enfermedad autoinmune artritis reumatoide. Estos sujetos mostraron una mayor docilidad en su carácter, dificultad en expresar la ira, sensibilidad ante el enojo de los demás, tendencia conservadora y autosacrificio, así como ser más ansiosos y depresivos.
Pero así como las personas se enferman, también pueden mejorar. El propio doctor cuenta su experiencia de haber tratado a una paciente que durante 30 años padeció problemas con su garganta, siendo sometida a constantes tratamientos con antibióticos y otros fármacos. Tras iniciar un trabajo de PNI ella tardó apenas tres meses en sanar por completo, dejando atónito al cuerpo médico que solía tratarla. Ella se enfermaba porque mantenía un conflicto con su madre “atrapado” en su garganta. Luego de finalizar su tratamiento jamás volvió a sufrir problemas en esa zona del cuerpo.
El secreto de esta terapia está en buscar un equilibrio integral del organismo: físico, mental, emocional y espiritual (denominado Sistema Huber, creación del doctor). Lo importante, según comenta, es atenderse con profesionales que orienten a la persona a ir encontrando el equilibrio en cada una de estas dimensiones del organismo. Aún cuando el objetivo es prescindir de medicamentos, para poner el cuerpo en equilibrio es preciso visitar a un médico convencional, alopático. Para lograr un balance en el ámbito mental se debe acudir a un sicólogo. Lo espiritual se puede trabajar a través de prácticas energéticas, como la acupuntura, esencias florales, entre otras, o distintas técnicas de meditación. Lo emocional es lo más difícil de equilibrar. “Vivimos en una sociedad muy mental, que bloquea las emociones y las posterga”, remarca el especialista. Los pacientes deben estar conscientes de que el cambio debe ser integral, considerando todos los aspectos del cuerpo, ya que el éxito estará condicionado por la disposición que se tenga para cambiar su forma de ser y estilo de vida. “La persona necesita hacerse responsable de sí misma”; tiene que trabajar duro si lo que quiere es sanarse, por lo que esta terapia no es para todos”, comenta el doctor.
“Desde el punto de vista científico, las dudas ya no tienen fundamento porque existen muchos estudios. El problema está en el tema económico: para la industria farmacéutica, el peligro es que la gente sane y deje de consumir remedios. Es más, el 70% de los casos de enfermedades son considerados crónicos según la alopatía; pero esos casos, bajo tratamientos alternativos o complementarios, tienen solución”, concluye el doctor.
Esta medicina complementaria abre una nueva posibilidad a la hora de enfrentar nuestros males, e incluso, al prevenirlos, poniendo el foco en un área no siempre bien manejada: la de las emociones.
Bc Santiago, Chile, septiembre 2011